Mofeta Rayada

(Mephitis mephitis)

Distribución y hábitat

La mofeta rayada se encuentra en la mayor parte de Norteamérica, desde Canada al norte de Mexico. Estos animales son muy adaptables y viven en distintos entornos, como bosques, selvas y llanuras herbáceas.

Con el tiempo, sin embargo, las mofetas también han emigrado a entornos urbanos. Las mofetas viven en altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1.800 metros, pero también se han dado casos de animales que viven hasta a 4.200 metros sobre el nivel del mar.

Aspecto físico

La mofeta rayada se reconoce fácilmente por su pelaje negro. Tienen una distintiva raya blanca en el hocico y marcas blancas en forma de V que van desde la cabeza hasta la cola, pasando por los hombros y los flancos. Su tupida cola suele tener pelos blancos en los bordes.

La mofeta rayada tiene la cabeza pequeña y triangular, las orejas cortas y los ojos negros. Sus patas tienen garras largas adecuadas para excavar. Su tamaño varía mucho, de 46 a 81 cm. Su peso corporal también oscila entre 0,7 y 6,3 kg. En general, los machos son ligeramente más grandes que las hembras.

¿Sabias que…
  • Las mofetas son solitarias y nocturnas?
  • Las mofetas jóvenes aprenden a buscar comida corriendo detrás de sus madres?
  • Las mofetas tienen glándulas odoríferas anales que utilizan para defenderse, y el olor que desprenden es parecido al de los huevos podridos?
  • Su nombre en latín (Mephitis) curiosamente significa «hediondo» en neelerlandés?
  • Tamaño Cuerpo: 46-81 cm, cola 17 a 40 cm
  • Peso 0,7 - 6,3 kg
  • Esperanza de vida En libertad hasta 7 años, en cautividad hasta 10 años
  • Distribución La mayor parte de Norteamérica
  • Hábitat Bosques, zonas arboladas y llanuras cubiertas de hierba
Reproducción

Las hembras suelen aparearse una vez al año. Pueden ser muy selectivas a la hora de elegir pareja; si no quieren aparearse, utilizan sus glándulas odoríferas para mantener a raya a los machos. Los machos son menos exigentes y pueden aparearse con varias hembras.

Durante el apareamiento, los machos se acercan a las hembras por detrás, las olfatean y luego les agarran el cuello induciendo la ovulación con la cópula. Esto suele ocurrir entre febrero y abril, con la posibilidad de un segundo periodo de apareamiento en mayo, si en el primer periodo no hay éxito. Al cabo de 59 a 77 días nacen camadas de 2 a 10 crías.

Los cachorros nacen ciegos, sordos y sin pelo. No abren los ojos hasta pasadas tres semanas. A las seis o siete semanas aprenden a buscar comida corriendo detrás de su madre. Cuando tienen unos 10 meses, los animales alcanzan la madurez sexual. Los machos se independizan, mientras que las hembras permanecen con sus madres hasta la primavera siguiente.

Alimentación y dieta

Las mofetas son omnívoaras oportunistas y ajustan su dieta en función de la disponibilidad de alimentos. Usan sus largas y potentes garras delanteras para escabar en busca de insectos y larvas. Durante los meses más cálidos, comen sobre todo insectos como saltamontes, grillos, escarabajos, larvas y abejas. También comen invertebrados como lombrices y cangrejos de río. En invierno, comen pequeños mamíferos, como topillos, y huevos y crías de aves que aniden en el suelo. También comen anfibios, reptiles, carroña y peces.

Aunque la mayor parte de su dieta (hasta un 80-90%) es animal, también comen alimentos vegetales. Por ejemplo, maíz, plantas de la familia de las solanáceas y cerezas negras.

Comportamiento y estilo de vida

Las mofetas son animales nocturnos. Durante el día, buscan cobijo en diversos escondrijos y sólo salen al anochecer. En los climas más fríos y cuando llega el invierno dejan sus guaridas aéreas (en huecos de árboles por ejemplo) para refugiarse en madrigueras subterráneas, más protegidas de las bajas temperaturas, donde almacenan grasa para obtener energía durante los periodos de inactividad. En estos climas más fríos las mofetas pueden compartir las madrigueras en invierno, como forma de conservar el calor, pero suelen permanecer solitarias el resto del año.

Las mofetas son animales solitarios. Apenas interactúan con otros animales, excepto durante la época de cría. Si se sienten amenazados, utilizan sus glándulas anales para emitir un olor abrumador. Al hacerlo, adoptan una postura defensiva típica: miran al adversario, arquean la espalda, levantan la cola y pisoteando el suelo. Esto les sirve como última advertencia antes de utilizar sus glándulas odoríferas. 

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